Me
acuerdo perfectamente de las entradas o escaleras que nos subían a las
taquillas de “Hombres”. La que salía desde el pasillo que pasaba por frente a
la oficina y daba a la playa. Por aquí se entraba cuando se volvía de nadar o
de cualquier otra actividad de playa. Cuando pasábamos por aquí corriendo para
vestirnos nos daban los olores de la cocina lo cual sin saberlo nos estaba
programando para después de vestidos bajar y pedir algo de comer. Pero antes
de bajar déjenme darles un recorrido de lo que tengo grabado en mi mente, de
aquella época de adolescente, de lo que eran aquellas taquillas. Primero,
los protagonistas: Luis, Camarón, Vicente, y Roberto el de la Barbería. Con
todos ellos la relación era como si fueran familiares era diaria e intensa
pues lo mismo le pedíamos una trusa prestada hoy que mañana nos estaba
regañando por echar guerra con las toallas o por dejar las duchas abiertas. Allí estaba en aquel entonces usando yo la
taquilla de mi papá la cual tenia que cuidar de no cambiar mucho el orden
establecido. Me
acuerdo del sonido de las chancletas de madera, aquellos artefactos de madera
y goma que se usaban para no caminar descalzos. Los olores; debían haber
habido mas de 15 aromas de colonias, pomadas, talcos, desodorantes y por
supuesto Desenex para los pies. Luego los distintos tipos de personalidades
caminando por allá. El tímido con dos toallas una por arriba de los hombros y
otra alrededor de la cintura y no se ponía espejuelos oscuros por sería
demasiado obvio, entonces teníamos al opuesto, el alardoso con la toalla
colgada de un hombro y mirando alrededor para ver cuantos lo estaban
admirando. Que época! La otra escalera era la que usaban los golfistas cuando regresaban de jugar o cuando se vestían para ir a jugar. Otro sonido que recuerdo con cariño era el de los zapatos de golf caminando por el granito. Cuando te ponías estos zapatos el sonido te producía un efecto especial, es como si mientras te oyeras caminar produciendo aquel sonido tu, pudieras ser cualquier profesional famoso. Todo este sentimiento se desvanecía con el primer "Swing". Que días aquellos! Se les quiere...
Nando |
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